Turquesas
miércoles, 20 de octubre de 2010
La del Grundtvig program
En la unión Europea nos lo montamos muy bien para fomentar el encuentros interculturales y los desplazamientos de personas de unos países a otros. No me cabe duda de que se gastan una pasta en estos proyectos, y hasta que no he participado en uno de ellos siempre he creido que todo este rollo era un poco despilfarro. Os voy a contar por qué he cambiado de idea.
La semana pasada Marga y yo hemos participado en un taller Grudtvig de educación no formal para adultos. El taller lo organizaba nuestra asociación de acogida en Gaziantep, que se ha ocupado de alquilar una sala de reuniones en un hotel de 4 estrellas, así como las habitaciones, comida y excursiones para los participantes del taller. De la parte formativa se ha ocupado nuestro teacher, Mustafa, uno de los mejores formadores que he visto en acción, con un montón de ases en la manga para hacer participar a la gente y hacer el rato de aprendizaje más ameno. Pero el mayor logro de Mustafa es que consigue hacer que la gente rompa el hielo de forma rápida y efectiva, con juegos originales, y bastante adaptables a un kinitazo brutal. Lo bueno de esto es que cuando sales a fumar un cigarro o a tomar el aire después de uno de estos juegos tienes siempre cosas interesantes de que hablar y la conversación suele derivar a cosas aún más interesantes. Así conocimos a Meg, una sudafricana que lleva ya muchos años viviendo en Irlanda y que nos contó muchas cosas sobre ambos países, desde la inseguridad en la que vivía en sudáfrica a la discriminación religiosa existente aún hoy en día en muchos colegios irlandeses. Conocimos también a Jan y a Elli que nos hablaron de que aún existen muchas diferencias entre la antigua Alemania del este y la parte occidental a pesar de los años que han pasado desde la caída del muro, nos hablaron también de que estas diferencias tienen bastante peso en el resurgimiento de muchos grupos neonazis.
martes, 19 de octubre de 2010
Munir Onat
Munir Onat es una casa de acogida para niños, y no tan niños, que no tienen padres, o que los tienen, pero estos no pueden mantenerlos. La organización que se encarga de mantener la casa de acogida se encarga también de la asociación de invidentes donde también trabajamos como voluntarios haciendo mosaicos.
Munir onat es una casa vieja de 3 plantas una calle más arriba que nuestra asociación y ciertamente parece que cuanto más nos alejamos del parque que rodean la asociación y nuestros pisos más pobres se vuelven las viviendas. Segun el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el 27.7 por ciento de los menores de 15 años viven por debajo del umbral de la pobreza en Turquia. Esto es especialmente así en el este de Turquía, debido a las migraciones de la población kurda hacia las ciudades. El desempleo es otro problema, pues cuando los padres no pueden encontrar trabajo, mandan a sus hijos a pedir en las calles. Por esta razón hay muchas casa de acogida en Turquía y muchas más que todavía tienen que abrirse.
Ver a un enano de la edad de Pedro y Alonso pidiendo en la entrada de un restaurante ha sido una de las cosas que más me ha impactado desde que estoy en Turquía, aunque no tanto como las calles de Midyat, una ciudad preciosa en el este de Turquía, llenas de niños plantados en las esquinas con pistolas de juguete que parecían reales. Sabíamos que eran de mentira, pero la sensación era como si entráramos en Irak o en la Franja de Gaza y los militares con sus escopetas no midieran más de un metro 30.
El blog no ha muerto, es solo que su dueña es un poco vaga! Un besote!
Munir onat es una casa vieja de 3 plantas una calle más arriba que nuestra asociación y ciertamente parece que cuanto más nos alejamos del parque que rodean la asociación y nuestros pisos más pobres se vuelven las viviendas. Segun el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el 27.7 por ciento de los menores de 15 años viven por debajo del umbral de la pobreza en Turquia. Esto es especialmente así en el este de Turquía, debido a las migraciones de la población kurda hacia las ciudades. El desempleo es otro problema, pues cuando los padres no pueden encontrar trabajo, mandan a sus hijos a pedir en las calles. Por esta razón hay muchas casa de acogida en Turquía y muchas más que todavía tienen que abrirse.
Ver a un enano de la edad de Pedro y Alonso pidiendo en la entrada de un restaurante ha sido una de las cosas que más me ha impactado desde que estoy en Turquía, aunque no tanto como las calles de Midyat, una ciudad preciosa en el este de Turquía, llenas de niños plantados en las esquinas con pistolas de juguete que parecían reales. Sabíamos que eran de mentira, pero la sensación era como si entráramos en Irak o en la Franja de Gaza y los militares con sus escopetas no midieran más de un metro 30.
El blog no ha muerto, es solo que su dueña es un poco vaga! Un besote!
lunes, 11 de octubre de 2010
La de las fiestas de despedida
El domingo fue un día de despedidas. Dos de los tutores de la organización, Çağlar y Şura se han ido y coincidiéndo que era el cumpleaños de Şura, Çağlar organizó una pequeña fiesta de cumpleaños y nos fuimos otra vez para el bazar a comprarla algo. Ya con el regalo, la tarta, unas bolsas de patatas y unos refrescos nos fuimos al parque de la mezquita, que está, mira que suerte, debajo de nuestra casa. Diréis que qué lights son nuestras fiestas. Bueno, esto es Turquía, pero aquí no acaba la historia.
Mientras estabamos comiendo empezó a rodearnos un grupo de niños pidiendo que les diéramos algo. La riqueza en Turquía está mal distribuida, Estambul y las zonas turísticas del mediterráneo están en mejor posición que las ciudades del interior. No tengo ni idea de si para estos niños una bolsa de patatas y medio litro de cocacola es un lujo fuera del alcance de sus familias, el caso es que nos presionaron (no diré que un poco) y se lo dimos. No es la forma de pedir paternalista, de película de disney que tenía en mente cuando vine aquí, los niños fueron maleducados, pesados, orgullosos. Pedir quita dignidad. Te abordan como hacen los adultos en bazar, o como hacen en España los gitanos en el mercado, o cuando van a pedir a una casa. No me extraña un carajo que nos desprecien cuando tienen que pedir. También yo desprecio a veces a la gente que creo que lo tiene muy fácil, solo que aquí nosotros somos los privilegiados. En fin, no me quiero poner noña. Muchos de esos niños acaban luego en la casa de acogida Munir Onat, que me ha encantado, peeero me guardo mis impresiones para la próxima entrada.
En fin, la despedida fue muy sentida por los demás voluntarios , que llevaban ya bastante tiempo con ellos, así que cuando finalmente se subieron al coche y se marcharon, una de las italianas dijo que necesitaba vodka. El vodka es hipercaro, así que lo sustituimos por cerveza. La cerveza también es cara, así que los recursos eran limitados. Al final Jose Luis sacó la guitarra y la fiesta se montó sola.
Mientras estabamos comiendo empezó a rodearnos un grupo de niños pidiendo que les diéramos algo. La riqueza en Turquía está mal distribuida, Estambul y las zonas turísticas del mediterráneo están en mejor posición que las ciudades del interior. No tengo ni idea de si para estos niños una bolsa de patatas y medio litro de cocacola es un lujo fuera del alcance de sus familias, el caso es que nos presionaron (no diré que un poco) y se lo dimos. No es la forma de pedir paternalista, de película de disney que tenía en mente cuando vine aquí, los niños fueron maleducados, pesados, orgullosos. Pedir quita dignidad. Te abordan como hacen los adultos en bazar, o como hacen en España los gitanos en el mercado, o cuando van a pedir a una casa. No me extraña un carajo que nos desprecien cuando tienen que pedir. También yo desprecio a veces a la gente que creo que lo tiene muy fácil, solo que aquí nosotros somos los privilegiados. En fin, no me quiero poner noña. Muchos de esos niños acaban luego en la casa de acogida Munir Onat, que me ha encantado, peeero me guardo mis impresiones para la próxima entrada.
En fin, la despedida fue muy sentida por los demás voluntarios , que llevaban ya bastante tiempo con ellos, así que cuando finalmente se subieron al coche y se marcharon, una de las italianas dijo que necesitaba vodka. El vodka es hipercaro, así que lo sustituimos por cerveza. La cerveza también es cara, así que los recursos eran limitados. Al final Jose Luis sacó la guitarra y la fiesta se montó sola.
La del champú y el Sanko Park
El viernes fue día de visitas turísticas. Por la mañana fuimos con Jose, Çağlar, Sinan y Kasha a desayunar a una pastelería cualquiera de Gaziantep, capital gastronómica de Turquía: bollos con queso, varios tipos de panes diferentes, galletas de chocolate, tortas de pistacho, baklava... y te, bueno, y una tarta de chocolate muy jugosa que se pidió Marga y ahora quiere ir a correr por las mañanas.
Después del desayuno nos fuimos para el bazar, pero vamos a dejar el bazar para otra entrada, porque todavía tenemos que explorarlo un poco más para ver todo lo que tienen escondido los artesanos, los de las tiendas de antigüedades, y la traducción al español de las especias. Por suspuesto también nos hace falta hablar un poco de turco para que no nos timen, porque los extranjeros siempre acabamos pagando de más. Así todo tengo que decir que me he comprado unas ray-ban por 10 euros, y sin regatear, porque se me olvidó.
Pero ahora vamos a hablar del Sanko park y de lo que nos pasó allí. Todo empezó porque decidimos que había que evitar la cagalera, así que había que ir entrando a la comida turca poco a poco, razón por la cual decidimos hacer un cocido y una tortilla de patata. Así que Alí nos dió dinero para el fin de semana y nos fuimos a gastarlo al Sanko park. El Sanko park es un centro comercial de cinco plantas en el centro de Gaziantep, bastante cerquita de nuestro piso.
Tiene un montón de tiendas internacionales, Marks and Spencer, una tienda de converse y el carrefour. Como curiosidad, para entrar al centro comercial hay que pasar un detector de metales. Hay uno en cada una de las puertas, tanto la principal como las de los parkings. El Sanko park es el único centro comercial del sudeste de Anatolia, lo que podría hacer de él un objetivo para el terrorismo nacionalista kurdo, así que está bastante vigilado.
En fin, que entramos al carrefour para comprar las cosas del cocido y champú, gel de ducha, etc. Curiosidades: el gel de ducha viene en botes como los del suavizante. Si, si, del mismo tamaño, y el champú... bueno si compráis champú en Turquía aseguraos de que ponga şampuan, no os vaya a pasar como a nosotras y acabéis comprando acondicionador.
Por cierto, El Sanko Park también tiene una pista de hielo. Aquí tenemos una foto, que como todas las demás, es cortesía de Marga:
Después del desayuno nos fuimos para el bazar, pero vamos a dejar el bazar para otra entrada, porque todavía tenemos que explorarlo un poco más para ver todo lo que tienen escondido los artesanos, los de las tiendas de antigüedades, y la traducción al español de las especias. Por suspuesto también nos hace falta hablar un poco de turco para que no nos timen, porque los extranjeros siempre acabamos pagando de más. Así todo tengo que decir que me he comprado unas ray-ban por 10 euros, y sin regatear, porque se me olvidó.
Pero ahora vamos a hablar del Sanko park y de lo que nos pasó allí. Todo empezó porque decidimos que había que evitar la cagalera, así que había que ir entrando a la comida turca poco a poco, razón por la cual decidimos hacer un cocido y una tortilla de patata. Así que Alí nos dió dinero para el fin de semana y nos fuimos a gastarlo al Sanko park. El Sanko park es un centro comercial de cinco plantas en el centro de Gaziantep, bastante cerquita de nuestro piso.
Tiene un montón de tiendas internacionales, Marks and Spencer, una tienda de converse y el carrefour. Como curiosidad, para entrar al centro comercial hay que pasar un detector de metales. Hay uno en cada una de las puertas, tanto la principal como las de los parkings. El Sanko park es el único centro comercial del sudeste de Anatolia, lo que podría hacer de él un objetivo para el terrorismo nacionalista kurdo, así que está bastante vigilado.
En fin, que entramos al carrefour para comprar las cosas del cocido y champú, gel de ducha, etc. Curiosidades: el gel de ducha viene en botes como los del suavizante. Si, si, del mismo tamaño, y el champú... bueno si compráis champú en Turquía aseguraos de que ponga şampuan, no os vaya a pasar como a nosotras y acabéis comprando acondicionador.
Por cierto, El Sanko Park también tiene una pista de hielo. Aquí tenemos una foto, que como todas las demás, es cortesía de Marga:
sábado, 9 de octubre de 2010
La de la llegada a Gaziantep
Salimos del avión en Estambul a todo correr para no tener que hacer mucha cola en los visados. Para aquellos que queráis venir a visitarnos, el visado son 15 euros. Ya allí nos despedimos de Marco y nos fuimos al otro lado del aeropuerto, desde donde salían los vuelos nacionales. Ya allí nos encontramos con Jose Luis, que venía de hacer un curso en Rumanía. Jose Luis fue voluntario en nuestra organización el año pasado, y estaban tan contentos con él que le ofrecieron venirse a trabajar aquí como mentor.
Al llegar a Gaziantep, Alí nos fue a buscar al aeropuerto en la furgo y nos llevó al piso. En Turquía el tráfico es un poco caótico, por ejemplo, por la noche saltarse un semáforo es lo más normal del mundo y cruzar una calle requiere de unos ovarios muy bien puestos, porque no solo hay pocos pasos de cebra, es que los coches a menos que estés en medio o que tengan semáforo no paran.
Al llegar a nuestro barrio nos rodeaba una oscuridad casi total, resulta que están instalando cableado de internet y esa noche habían tenido que cortar la luz así que nos fuimos iluminando con el móvil por las escaleras, y Jose tuvo que hacer un gran esfuerzo para "enseñarnos" el piso. La primera conclusión a la que llegamos aquella noche es que es eeenorme, vamos de esos pisos que en España cuestan una pasta, el salón es muy grande, las habitaciones son amplias y hay dos terrazas que conectan todas las habitaciones. Por cierto, que dejamos los zapatos allí esa noche y por la mañana descubrimos que una paloma nos había dejado un regalo sobre ellos, la muy puta.
Pero la mejor sorpresa vino a la mañana siguiente. Cual fue mi sorpresa al despertarme cuando vi que en la habitación tenemos una pedazo caja fuerte del tamaño de un armario. Aún no sabemos lo que hay dentro.
Chicas, en la imagen veis que ya tenemos colocados vuestros regalos en la habitación.
Al llegar a Gaziantep, Alí nos fue a buscar al aeropuerto en la furgo y nos llevó al piso. En Turquía el tráfico es un poco caótico, por ejemplo, por la noche saltarse un semáforo es lo más normal del mundo y cruzar una calle requiere de unos ovarios muy bien puestos, porque no solo hay pocos pasos de cebra, es que los coches a menos que estés en medio o que tengan semáforo no paran.
Al llegar a nuestro barrio nos rodeaba una oscuridad casi total, resulta que están instalando cableado de internet y esa noche habían tenido que cortar la luz así que nos fuimos iluminando con el móvil por las escaleras, y Jose tuvo que hacer un gran esfuerzo para "enseñarnos" el piso. La primera conclusión a la que llegamos aquella noche es que es eeenorme, vamos de esos pisos que en España cuestan una pasta, el salón es muy grande, las habitaciones son amplias y hay dos terrazas que conectan todas las habitaciones. Por cierto, que dejamos los zapatos allí esa noche y por la mañana descubrimos que una paloma nos había dejado un regalo sobre ellos, la muy puta.
Pero la mejor sorpresa vino a la mañana siguiente. Cual fue mi sorpresa al despertarme cuando vi que en la habitación tenemos una pedazo caja fuerte del tamaño de un armario. Aún no sabemos lo que hay dentro.
Chicas, en la imagen veis que ya tenemos colocados vuestros regalos en la habitación.
El avión
Os acordais de la maleta verde de la primera entrada? esa que salió volando y causó todo un revuelo en las escaleras mecánicas, bueno, pues en esa maleta estaban los mails con el localizador del vuelo, y se iba aproximando el momento de factura así que tocaba sacarlos, peeeeero la maleta estaba candada y con el golpe el candado se rompió y no se abría. Pasamos un rato mu malo intentando varias combinaciones, pero nada. Al final el chico de información nos sugirió que lo abrieramos con un boli y eso hicimos... allí y en el control de la puerta de embarque. Un poco engorroso, la verdad.
Ya en la puerta de embarque conocimos a un chico iraní que estaba estudiando español y que trabajaba en la embajada. Su nombre es Mohammad, pero todos le llaman Marco, porque es como Marco Polo, está muy viajado. Marco nos ayudó muchisimo durante el viaje, y nos sugirió hacernos de guia si queríamos visitar Irán y el desierto, por eso le mandamos un abrazo si nos está leyendo.
Turkish Airlines es una gran compañía. En mi opinión tienen un pequeño problema a la hora de aterrizar, vamos, que son un poco bestias, pero la comida es deliciosa y en cantidad. Tomamos dos vuelos, así que cenamos dos veces. Marga me riñó por comerme el yogur sin saber si estaba pasteurizado, pero bueno, yo pensé que de perdidos al rio.
Siguiente: llegada a Gaziantep
Ya en la puerta de embarque conocimos a un chico iraní que estaba estudiando español y que trabajaba en la embajada. Su nombre es Mohammad, pero todos le llaman Marco, porque es como Marco Polo, está muy viajado. Marco nos ayudó muchisimo durante el viaje, y nos sugirió hacernos de guia si queríamos visitar Irán y el desierto, por eso le mandamos un abrazo si nos está leyendo.
Turkish Airlines es una gran compañía. En mi opinión tienen un pequeño problema a la hora de aterrizar, vamos, que son un poco bestias, pero la comida es deliciosa y en cantidad. Tomamos dos vuelos, así que cenamos dos veces. Marga me riñó por comerme el yogur sin saber si estaba pasteurizado, pero bueno, yo pensé que de perdidos al rio.
Siguiente: llegada a Gaziantep
7/10/10 Madrid, T1
Comienzo del viaje. Me he dormido un rato en el tren, y eso que me ha costado un rato encontrar postura. Traer el ordenador ha sido todo un acierto, porque hemos ido viendo una peli. Quizá no era la más indicada para el viaje a Turquía, porque era sobre la guerra de Irak, que está aquí al lado, pero bueno, nos ha entretenido.
Al llegar a Madrid hemos empezado con los "accidentes", si esos típicos de una película de Paco Martinez Soria, que demuestran que somos un par de paletas en Madrid. Lo que sigue es puro slapstick al más puro estilo Jackie Chan: Marga iba con dos maletas, por lo que el reto de enfrentarnos a las escaleras era bastante más duro de lo que una pudiera imaginarse. En fin, que entró a las mecánicas con sus dos maletas, con tan mala suerte que la grande, la que llevaba detrás empezó a ser empujada por la escalera superior hasta que se la cayó encima. En ese momento soltó la otra para agarrarse, la maleta salió disparada hasta donde estaba yo, que pensé, ostia, esto va a ser como un efecto dominó: la maleta va a tirar mi maleta, que me va a tirar a mi, además mi ordenador estaba en esa maleta que iba volando por los aires. Así que rauda y veloz me lancé a salvar mi pobre portatil y a evitar caer como un bolo de esos del grand prix de Ramón García. Por suspuesto solté mis maletas para coger la otra.... en fin que aquello acabó como el rosario de la aurora, con mi abrigo enganchado al final de las mecánicas, Marga meándose de risa y yo dudando entre si salvar mi abrigo o descojonarme yo también. Al final un hombre se dio cuenta de lo bobas que eramos y me sacó el abrigo.
En fin, un rato después llegamos a la T4 y nos ponemos a buscar el stand de turkish airlines sin mucho éxito, así que al final nos acercamos al panel de información donde nos enteramos de que Turkis vuela desde la T1... y vuelta pa atrás.
Ahora ya estamos haciendo tiempo en la sala de fumadores de la T1 con un café en la mano y tiempo para comenzar el diario de abordo.
Próxima entrada... el Avión
Al llegar a Madrid hemos empezado con los "accidentes", si esos típicos de una película de Paco Martinez Soria, que demuestran que somos un par de paletas en Madrid. Lo que sigue es puro slapstick al más puro estilo Jackie Chan: Marga iba con dos maletas, por lo que el reto de enfrentarnos a las escaleras era bastante más duro de lo que una pudiera imaginarse. En fin, que entró a las mecánicas con sus dos maletas, con tan mala suerte que la grande, la que llevaba detrás empezó a ser empujada por la escalera superior hasta que se la cayó encima. En ese momento soltó la otra para agarrarse, la maleta salió disparada hasta donde estaba yo, que pensé, ostia, esto va a ser como un efecto dominó: la maleta va a tirar mi maleta, que me va a tirar a mi, además mi ordenador estaba en esa maleta que iba volando por los aires. Así que rauda y veloz me lancé a salvar mi pobre portatil y a evitar caer como un bolo de esos del grand prix de Ramón García. Por suspuesto solté mis maletas para coger la otra.... en fin que aquello acabó como el rosario de la aurora, con mi abrigo enganchado al final de las mecánicas, Marga meándose de risa y yo dudando entre si salvar mi abrigo o descojonarme yo también. Al final un hombre se dio cuenta de lo bobas que eramos y me sacó el abrigo.
En fin, un rato después llegamos a la T4 y nos ponemos a buscar el stand de turkish airlines sin mucho éxito, así que al final nos acercamos al panel de información donde nos enteramos de que Turkis vuela desde la T1... y vuelta pa atrás.
Ahora ya estamos haciendo tiempo en la sala de fumadores de la T1 con un café en la mano y tiempo para comenzar el diario de abordo.
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